Desde 1830, Christofle controla y ensalza la plata, materia aparte: brillante sin esfuerzo, inteligente sin pretensiones, versátil, pero sincera.

A su vez radical, romántica, alquimista, no cesa de reinventarse. Su brillo es sinónimo de las mesas más distinguidas y de momentos de excepción. Los interiores ultracontemporáneos de castillos barrocos, las creaciones del orfebre llevan la esencia de "El Arte de Vivir Francés" : este lujo discreto sinónimo de convivencia, de intimidad, de placer compartido. Y, en torno a un tocador, una mesa de centro, una chimenea, Christofle infunde sus valores.